Sala Stampa

www.vatican.va

Sala Stampa Back Top Print Pdf
Sala Stampa


Viaggio Apostolico di Sua Santità Francesco in Portogallo in occasione della XXXVII Giornata Mondiale della Gioventù (2 – 6 agosto 2023) – Incontro con i Volontari della GMG presso il Passeio marítimo de Algés, 06.08.2023


Incontro con i Volontari della GMG presso il Passeio marítimo de Algés

Discorso del Santo Padre

Traduzione in lingua portoghese

Traduzione in lingua italiana

Traduzione in lingua francese

Traduzione in lingua inglese

Traduzione in lingua tedesca

Traduzione in lingua polacca

Traduzione in lingua araba

Nel pomeriggio, dopo essersi congedato dal personale e dai benefattori della Nunziatura Apostolica di Lisbona, il Santo Padre Francesco si è trasferito in auto al Passeio marítimo de Algés per incontrare i volontari della GMG.

Al Suo arrivo, il Papa è stato accolto dal Patriarca di Lisbona che lo ha accompagnato sulla papamobile durante il giro tra i volontari.

Alle ore 16.30 (17.30 ora di Roma), ha avuto luogo l’incontro con i volontari della Giornata Mondiale della Gioventù. Dopo la proiezione di un video sulla GMG, hanno avuto luogo le testimonianze di tre volontari. Quindi, introdotto dalle parole di ringraziamento del Patriarca di Lisbona, Em.mo Card. Manuel Clemente, Papa Francesco ha pronunciato il Suo discorso.

Al termine, dopo il gesto missionario dei volontari, la recita del Padre Nostro e la benedizione finale, il Santo Padre si è trasferito in auto alla Base Aerea di Figo Maduro per la cerimonia di congedo dal Portogallo.

Pubblichiamo di seguito il discorso che Papa ha pronunciato nel corso dell’incontro con i volontari:

Discorso del Santo Padre

Queridos amigos: Bom dia e obrigado!

Gracias al Patriarca de Lisboa por sus palabras, a Mons. Aguiar y a todos ustedes por haber trabajado tanto y tan bien, hicieron posibles estos días inolvidables. Han trabajado durante meses, discretamente, sin ruido ni protagonismos, para que todos pudiéramos estar aquí cantando juntos: “Jesús vive y no nos deja solos: ya no dejaremos de amar”. No sólo eso, han sido un ejemplo de equipo trabajando juntos. Y ustedes, más que un trabajo, ha sido un servicio, gracias.

El servicio que hizo la Virgen María, que «se levantó y partió sin demora» (Lc 1,39) a servir a su prima Isabel, sintiendo la urgencia de compartir la alegría en el servicio. Compartir la alegría y el servicio, la alegría en el servicio.

Pensemos en Zaqueo, que se subió a un árbol para ver a Jesús y se bajó rápido. Algo lo había tocado, quería encontrar a Jesús y recibirlo en su casa (cf. Lc 19,6); pensemos en las mujeres y en los discípulos, que en Pascua corrieron del cenáculo a la tumba, y luego volvieron para anunciarles a los demás que Cristo había resucitado (cf. Jn 20,1-18).

Quien ama no se queda de brazos cruzados, quien ama, sirve, y quien ama corre a servir, corre a entregarse en el servicio a los demás. Y ustedes, corrieron, ¡eh! Corrieron bastante en estos meses. Yo pude ver el final nomás, en estos días. Ver mientras respondían a mil necesidades, a veces con la cara marcada por el cansancio, otras veces un poco abrumados por las urgencias del momento, pero siempre noté una cosa, que tenían los ojos luminosos, luminosos por la alegría del servicio. ¡Gracias!

Ustedes posibilitaron este encuentro Mundial de la Juventud, hicieron grandes cosas pero con gestos pequeños, como ofrecer una botella de agua a un desconocido, y eso crea amistad. Ustedes corrieron mucho, pero no con la carrera frenética y sin rumbo que a veces es la que nos pide este mundo, no. Ustedes corrieron de otro modo. Corrieron una carrera que lleva al encuentro con los demás, para servir a los demás en nombre de Jesús. Y ustedes vinieron a Lisboa para servir y no para ser servidos! ¡Gracias! ¡Muchas gracias!

Y ahora quisiera ser yo el amplificador, para que resuene lo que nos han dicho los testimonios, los testimonios de Chiara, Francisco y Filipe. Los tres nos hablaron de un encuentro especial con Jesús. Nos han recordado que el encuentro más hermoso, el motor de todos los demás, el que nos hace caminar en serio, que lleva adelante la vida, es con Jesús. Es el encuentro más importante de nuestra vida. Renovar cada día el encuentro personal con Jesús es el centro de la vida cristiana. Y hay que renovarlo cada día para mantenerlo fresco, no sólo en la cabeza sino en el corazón. Experimentamos que un pequeño “sí” a Jesús puede cambiar la vida. Pero también los “sí” dichos a los demás hacen bien, cuando son para el servicio. Ustedes en los momentos de cansancio se animaron y siguieron diciendo “sí” para servir a los demás. ¡Gracias por esto!

Y tú, Francisco, dijiste que aquí has encontrado algo que necesitabas y que ni siquiera buscabas. Caminando, trabajando, rezando con los demás, entendiste que no te podías dejar encarcelar por el caos, por las “camas deshechas” del pasado, ni vivir con el corazón atormentado por los sentimientos de imperfección, sino que, con la ayuda de Jesús y de los hermanos, se te daba la oportunidad de reordenar “la habitación de tu vida”. Esto es muy hermoso, esta Jornada sirve, ayuda tanto para reordenar nuestra vida. ¿Por qué, por la Jornada? No. Por Jesús que está acá en medio de nosotros y se nos muestra. Para poner orden en nuestra vida no sirven las cosas, no sirven las distracciones, no sirve el dinero. Es necesario dilatar el corazón, y si ustedes dilatan el corazón van a poner en orden la vida de ustedes. No tengan miedo, dilaten el corazón. Y finalmente tú, Filipe, entre las muchas experiencias hermosas que has compartido, has dicho una que quiero subrayar: has dicho que has vivido aquí un doble encuentro, un encuentro con Jesús y un encuentro con los demás. Encontrarte con Jesús y encontrarte con los demás. Esto es muy importante. El encuentro con Jesús es un momento personal, único, que se puede describir y contar sólo hasta cierto punto, pero siempre llega gracias a un camino recorrido en compañía, realizado gracias a la ayuda de los demás. Encontrar a Jesús y encontrarlo en el servicio a los demás.

Amigos, para finalizar, quisiera dejarles una imagen. Como muchos de nosotros sabemos, al norte de Lisboa hay una localidad, Nazaré, donde se pueden admirar olas que llegan hasta treinta metros de altura y son una atracción mundial, especialmente para los surfistas que las desafían. En estos días también ustedes han afrontado una verdadera ola; no de agua, sino de jóvenes, jóvenes como ustedes que han inundado esta ciudad. Pero, con la ayuda de Dios, con mucha generosidad y apoyándose mutuamente, ustedes han desafiado esta gran ola. Fíjense que son valientes. ¡Gracias, obrigado! Quiero decirles que sigan así, siganse manteniéndo en las olas del amor, en las olas de la caridad, ¡sean “surfistas del amor”! Y eso es como una tarea que les encomiendo en este momento. Que el servicio que han hecho a esta Jornada Mundial de la Juventud sea la primera de muchas olas de bien; y cada vez serán llevados más alto, más cerca de Dios, y esto les va a permitir desde una mejor perspectiva ver el camino de ustedes.

Gracias a todos ustedes.¡Buen camino! Y les pido, que recen por mí. ¡Gracias!

[01196-ES.02] [Texto original: Español]

Traduzione in lingua portoghese

Queridos amigos, boa tarde! E obrigado!

Obrigado ao Patriarca de Lisboa pelas suas palavras, a D. Américo Aguiar e a todos vós por terdes trabalhado tanto e bem: tornastes possível estes dias inesquecíveis! Trabalhastes meses a fio, de forma escondida, sem alarde nem protagonismo, para que pudéssemos encontrar-nos todos aqui a cantar juntos: « Jesus vive e não nos deixa sós: não mais deixaremos de amar». E não só! Fostes um exemplo, porque vos unistes para trabalhar em grupo. Mais do que trabalho, o vosso foi um serviço, obrigado!

Um serviço semelhante ao prestado pela Virgem Maria, que «Se levantou e partiu apressadamente» (Lc 1, 39) para servir a prima Isabel, sentindo urgência de partilhar a alegria no serviço; partilhar a alegria e o serviço, a alegria no serviço. Pensemos em Zaqueu, que, para ver Jesus, sobe a uma árvore e de lá desceu apressadamente. Qualquer coisa lhe tocara dentro, queria encontrar Jesus e acolhê-Lo na casa dele (cf. Lc 19, 6); pensemos nas mulheres e nos discípulos que, na Páscoa, correm do túmulo até ao Cenáculo a fim de anunciar que Cristo ressuscitou (cf. Jo 20, 1-18). Quem ama não fica de braços cruzados, quem ama serve, quem ama corre para servir, corre empenhado no serviço aos outros. E vós correstes, e muito, nestes meses! Eu pude ver-vos apenas nos momentos finais, nestes dias, e observei como dáveis resposta a inúmeras necessidades, às vezes com o cansaço impresso no rosto e outras um pouco esmagados com as urgências do momento, mas sempre notei uma coisa: que tínheis os olhos luminosos, luminosos pela alegria do serviço. Obrigado!

Vós tornastes possível este encontro mundial da juventude, fizestes grandes coisas sem vos negar a gestos pequeninos, como a garrafa de água oferecida a um desconhecido. E isto cria amizade. Correstes tanto, mas não com aquela corrida frenética e sem meta que às vezes carateriza o nosso mundo. Vós correstes doutra maneira: fizestes uma corrida que leva a encontrar os outros para os servir em nome de Jesus. Vós viestes a Lisboa para servir e não para ser servidos. Obrigado, muito obrigado!

E agora quero eu servir-vos de amplificador, para que ressoe mais além tudo aquilo que nos disseram os testemunhos, os testemunhos de Clara, Francisco e Filipe. Os três falaram-nos dum encontro especial com Jesus. Lembraram-nos que o encontro mais belo, o motor de todos os outros, aquele que faz mesmo caminhar, que faz a vida avançar, é o encontro com Jesus. O encontro mais importante da nossa vida. Renovar dia a dia o encontro pessoal com Jesus é o coração da vida cristã. E deve ser renovado todos os dias para manter vivo o desejo do mesmo não só na cabeça, mas também no coração. Experimentámos que um pequeno «sim» a Jesus pode mudar a vida; mas também o «sim» dito aos outros nos faz bem, quando tem em vista o serviço. No momento do cansaço, retomastes coragem e continuastes para diante dizendo «sim» prontos a servir os outros. Obrigado por isso!

E tu, Francisco, disseste que aqui encontraste qualquer coisa que precisavas e nem sequer a procuravas. Caminhando, trabalhando e rezando com os outros, compreendeste que não te podias deixar agrilhoar pela desordem, pelo «leito desarrumado» do passado, nem viver com o coração atormentado por sensações de pessoa inacabada; e foi-te oferecida, com a ajuda de Jesus e dos irmãos, ocasião para reorganizar «o quarto» da vida. Pôr ordem na vida é bom: esta Jornada é útil, ajuda muito a pôr ordem na vida. Mas porquê? Graças à Jornada? Não, graças a Jesus, que está aqui no meio de nós e Se nos revela. Para colocar a nossa vida em ordem, não bastam coisas, não ajudam distrações, não serve dinheiro. O que é preciso é dilatar o coração. E se alargardes o coração, colocareis ordem na vossa vida. Não tenhais medo! Dilatai o vosso coração.

E por fim tu, Filipe, entre tantas coisas bonitas que partilhaste, disseste uma que quero sublinhar. Disseste que viveste aqui um duplo encontro: um encontro com Jesus e um encontro com os outros. Isto é muito importante: o encontro com Jesus é um momento pessoal, único, que só até certo ponto se pode descrever e contar, mas sempre tem lugar graças a um caminho feito com os outros, feito por meio da intercessão de outros. Encontrar Jesus e encontrá-Lo no serviço aos outros.

Amigos, para terminar quero deixar-vos uma imagem. Como sabem muitos de vós, existe a norte de Lisboa uma localidade – Nazaré – onde se podem admirar ondas que chegam aos trinta metros de altura tornando-se uma atração mundial, especialmente para os surfistas que as cavalgam. Nestes dias, também vós enfrentastes uma verdadeira onda, não de água, mas de jovens, jovens como vós, que afluíram a esta cidade. Mas, com a ajuda de Deus, com tanta generosidade e apoiando-vos mutuamente, conseguistes cavalgar esta grande onda. Cavalgastes esta grande onda: sois mesmo corajosos! Obrigado! Quero dizer-vos: continuai assim, continuai a cavalgar as ondas do amor, as ondas da caridade, sede surfistas do amor! E esta é a tarefa que vos confio neste momento: que o serviço prestado por vós nesta Jornada Mundial da Juventude seja a primeira de tantas ondas de bem; cada vez sereis levados mais alto, mais perto de Deus, e isto permitir-vos-á ver duma perspetiva melhor o vosso caminho.

De novo obrigado a todos. Bom caminho! E, por favor, continuai a rezar por mim! Obrigado!

[01196-PO.02] [Texto original: Espanhol]

Traduzione in lingua italiana

Cari amici, buongiorno! E grazie!

Grazie al Patriarca di Lisbona per le sue parole, a Mons. Aguiar e a tutti voi per aver lavorato tanto e tanto bene: avete reso possibili queste giornate indimenticabili! Avete faticato per mesi, in modo nascosto, senza clamore e senza le luci della ribalta, perché tutti potessimo trovarci qui a cantare insieme: «Gesù vive e non ci lascia soli: non smetteremo più di amare». Non solo: siete stati d’esempio perché avete fatto squadra nel lavorare insieme! Ma il vostro, più che un lavoro, è stato un servizio, grazie!

Lo stesso servizio che ha reso la Vergine Maria, che «si alzò e andò in fretta» (Lc 1,39) per andare a servire la cugina Elisabetta, sentendo l’urgenza di condividere la gioia nel servizio. Condividere la gioia e il servizio, la gioia nel servizio.

Pensiamo a Zaccheo, che salì su un albero per vedere Gesù, e scese in fretta. Qualcosa lo aveva toccato, voleva incontrare Gesù e accoglierlo a casa sua (cfr Lc 19,6); pensiamo alle donne e ai discepoli, che a Pasqua corrono avanti e indietro dalla tomba al cenacolo per annunciare che Cristo è Risorto (cfr Gv 20,1-18);

Chi ama non sta con le mani in mano, chi ama serve, chi ama corre a servire, corre a impegnarsi nel servizio agli altri. E voi avete corso, avete corso parecchio, in questi mesi!

Io ho potuto vedere solo il momento finale, in questi giorni, osservarvi mentre rispondevate a mille bisogni, a volte con il volto segnato dalla stanchezza, altre volte un po’ sopraffatti dalle urgenze del momento, ma sempre ho notato una cosa: che avevate gli occhi luminosi, luminosi per la gioia del servizio, grazie!

Voi avete reso possibile questo incontro mondiale della gioventù, avete fatto cose grandi nei gesti più piccoli, come la bottiglietta d’acqua offerta a uno sconosciuto, e questo crea amicizia.

Avete corso tanto, non però con la corsa frenetica e senza meta che a volte è quella del nostro mondo, no, voi avete corso in un altro modo: avete fatto una corsa che porta incontro agli altri per servirli in nome di Gesù.

Voi siete venuti a Lisbona per servire e non per essere serviti, grazie, molte grazie!

E ora vorrei farvi io da amplificatore, perché risuoni quanto ci hanno detto le testimonianze, le testimonianze di Chiara, Francisco e Filipe: tutti e tre ci hanno parlato di un incontro speciale con Gesù. Ci hanno ricordato che l’incontro più bello, il motore di tutti gli altri, quello che fa camminare sul serio, che fa andare avanti la vita, è con Gesù. È l’incontro più importante della nostra vita. Rinnovare ogni giorno l’incontro personale con Gesù è il cuore della vita cristiana. E bisogna rinnovarlo ogni giorno per mantenerlo fresco, non solo nella testa ma anche nel cuore. Abbiamo sperimentato che un piccolo “sì” a Gesù può cambiare la vita. Ma anche i “sì” detti agli altri fanno bene, quando sono per il servizio. Voi, nel momento della stanchezza, vi siete fatti coraggio e siete andati avanti dicendo “sì” per servire gli altri. Grazie per questo.

E tu, Francisco, hai detto che qui hai trovato qualcosa di cui avevi bisogno e che però nemmeno cercavi. Camminando, lavorando e pregando con gli altri hai capito che non potevi lasciarti imprigionare dal disordine, dai “letti sfatti” del passato, né vivere con il cuore tormentato dai sensi di incompiutezza, ma che, con l’aiuto di Gesù e dei fratelli, ti veniva data l’occasione per riordinare “la stanza della vita”. È bello questo: questa Giornata serve, aiuta tanto a fare ordine nella vita. Ma perché? Grazie alla Giornata? No, grazie a Gesù, che è qui in mezzo a noi e si mostra a noi. Per mettere ordine nella nostra vita non servono le cose, non servono le distrazioni, non serve il denaro. È necessario dilatare il cuore. E se voi allargate il cuore metterete ordine nella vostra vita. Non abbiate paura: dilatate il vostro cuore!

E infine tu, Filipe, tra le tante cose belle che hai condiviso ne hai detta una che voglio sottolineare: hai detto che hai vissuto qui un doppio incontro, un incontro con Gesù e un incontro con gli altri. Incontrarti con Gesù e incontrarti con gli altri. Questo è molto importante: l’incontro con Gesù è un momento personale, e unico, che si può descrivere e raccontare solo fino a un certo punto, però arriva sempre grazie a un cammino fatto con gli altri, fatto per mezzo dell’intercessione degli altri. Incontrare Gesù e incontrarlo nel servizio agli altri.

Amici, alla fine vorrei lasciarvi un’immagine. Come molti di voi sanno, a nord di Lisbona c’è una località, Nazaré, dove si possono ammirare delle onde che arrivano fino a trenta metri di altezza e sono un’attrazione mondiale, specialmente per i surfisti che le cavalcano. In questi giorni anche voi avete affrontato una vera e propria ondata: non di acqua, ma di giovani, giovani come voi, che si sono riversati in questa città. Però, con l’aiuto di Dio, con tanta generosità e sostenendovi a vicenda, avete cavalcato questa grande onda. Voi avete cavalcato questa grande onda: siete proprio coraggiosi! Grazie, obrigado!

Voglio dirvi: continuate così, continuate a cavalcare le onde dell’amore, le onde della carità, siate surfisti dell’amore! E questo è il compito che vi affido in questo momento: che il servizio che avete fatto in questa Giornata Mondiale della Gioventù sia la prima di tante onde di bene; ogni volta sarete portati più in alto, più vicini a Dio, e ciò vi permetterà di vedere da una prospettiva migliore la vostra strada.

Ancora grazie, a tutti. Buon cammino! E, mi raccomando, continuate a pregare per me! Grazie!

[01196-IT.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua francese

Chers amis, bonjour! Et merci!

Merci au Patriarche de Lisbonne pour ses paroles, à Mgr Aguiar et à vous tous pour avoir travaillé si dur et si bien: vous avez rendu possibles ces journées inoubliables! Vous avez peiné pendant des mois, de manière cachée, sans bruit et loin des projecteurs, pour que nous puissions tous nous trouver ici à chanter ensemble: “Jésus vit et ne nous laisse pas seuls: nous ne cesserons plus d’aimer”. En plus, vous avez été un exemple parce que vous avez fait équipe en travaillant ensemble! Mais votre travail a été plus qu’un travail, il a été un service, merci!

C’est le même service qu’a rendu la Vierge Marie, qui «se leva et partit en hâte» (Lc 1, 39) pour aller rendre service à sa cousine Élisabeth, sentant l’urgence de partager la joie dans le service. Partager la joie et le service, la joie dans le service. Pensons à Zachée, qui monta sur un arbre pour voir Jésus et descendit en hâte. Quelque chose l’avait touché, il voulait rencontrer Jésus et l’accueillir dans sa maison (cf. Lc 19, 6); pensons aux femmes et aux disciples, qui, à Pâques, courent de la tombe au cénacle pour annoncer que le Christ est ressuscité (cf. Jn 20, 1-18). Celui qui aime ne reste pas les bras croisés, celui qui aime sert, celui qui aime court pour servir, il court pour se mettre au service des autres. Et vous avez couru, vous avez beaucoup couru, au cours de ces mois! Je n'ai pu voir que le dernier moment, en ces jours-ci, vous observer tandis que vous répondiez à mille besoins, parfois avec le visage marqué par la fatigue, d’autres fois un peu submergés par les urgences du moment, mais toujours j’ai remarqué une chose: que vous aviez les yeux lumineux, lumineux de la joie du service, merci!

Vous avez rendu possible cette rencontre mondiale de la jeunesse, vous avez fait de grandes choses dans les plus petits gestes, comme la bouteille d’eau offerte à un inconnu, et cela crée l’amitié. Vous avez beaucoup couru, mais pas de la course frénétique et sans but qui est parfois celle de notre monde, non, vous avez couru d'une autre manière : vous avez mené une course qui conduit à la rencontre des autres pour les servir au nom de Jésus.Vous êtes venus à Lisbonne pour servir et non pour être servis, merci, merci beaucoup!

Et maintenant je voudrais être votre amplificateur, pour que ce que les témoignages nous ont dit fasse écho. Les témoignages de Chiara, Francisco et Filipe: tous les trois nous ont parlé d’une rencontre spéciale avec Jésus. Ils nous ont rappelé que la plus belle rencontre, le moteur de toutes les autres, celle qui fait marcher vraiment, qui fait avancer la vie, est avec Jésus. C’est la rencontre la plus importante de notre vie. Renouveler chaque jour la rencontre personnelle avec Jésus est le cœur de la vie chrétienne. Et il faut la renouveler chaque jour pour la garder fraîche, non seulement dans la tête mais aussi dans le cœur. Nous avons fait l’expérience qu’un petit “oui” à Jésus peut changer la vie. Mais également les “oui” dits aux autres font du bien,lorsqu'ils sont destinés au service. Vous, au moment de la fatigue, vous avez pris courage et vous êtes allés de l'avant en disant “oui” pour servir les autres. Je vous en remercie.

Et toi, Francisco, tu as dit que tu as trouvé ici quelque chose dont tu avais besoin et que tu ne cherchais même pas. En marchant, en travaillant et en priant avec les autres, tu as compris que tu ne pouvais pas te laisser emprisonner par le désordre, par les “lits défaits” du passé, ni vivre le cœur tourmenté par des sentiments d’inachèvement, mais qu’avec l’aide de Jésus et des frères, l’occasion t’a été offerte de mettre en ordre “la pièce de la vie”. Cela est bien: ces Journées sont utiles, elles aident beaucoup à mettre de l’ordre dans sa vie. Mais pourquoi ? Grâce à ces Journées ? Non, grâce à Jésus, qui est ici parmi nous et qui se montre à nous. Pour mettre de l'ordre dans notre vie, nous n'avons pas besoin de choses, nous n'avons pas besoin de distractions, nous n'avons pas besoin d'argent. Il faut dilater le cœur. Et si vous élargissez votre cœur, vous mettrez de l'ordre dans votre vie. N'ayez pas peur : dilatez votre cœur !

Et enfin, toi, Filipe, parmi les nombreuses belles choses que tu as partagées, tu en as dit une que je veux souligner: tu as dit que tu as vécu ici une double rencontre, une rencontre avec Jésus et une rencontre avec les autres. La rencontre avec Jésus et la rencontre avec les autres. C’est très important: la rencontre avec Jésus est un moment personnel, unique, que l’on peut décrire et raconter seulement jusqu’à un certain point, mais elle arrive toujours grâce à un chemin fait avec les autres, fait grâce à l’intercession des autres. Rencontrer Jésus et le rencontrer dans le service aux autres.

Mes amis, à la fin j’aimerais vous laisser une image. Comme beaucoup d’entre vous le savent, au nord de Lisbonne, il y a une localité, Nazaré, où l’on peut admirer des vagues atteignant jusqu’à trente mètres de haut et qui sont une attraction mondiale, surtout pour les surfeurs qui les montent. Ces jours-ci, vous aussi, vous avez fait face à une véritable vague: non pas d’eau, mais de jeunes, de jeunes comme vous, qui se sont déversés dans cette ville. Mais, avec l’aide de Dieu, avec beaucoup de générosité et en vous soutenant mutuellement, vous avez surfé sur cette grande vague. Vous avez surfé sur cette grande vague: vous êtes vraiment courageux ! Merci, obrigado ! Je veux vous dire: continuez ainsi, continuez à surfer sur les vagues de l’amour, les vagues de la charité, soyez des surfeurs de l’amour! Et tel est le devoir que je vous confie en ce moment: que le service que vous avez rendu en ces Journées Mondiales de la Jeunesse soit la première des nombreuses vagues de bien; chaque fois vous serez portés plus haut, plus proches de Dieu, et cela vous permettra de voir votre route dans une meilleure perspective.

Merci encore, à tous. Bonne route! Et, n’oubliez pas, continuez à prier pour moi! Merci!

[01196-FR.02] [Texte original: Espagnol]

Traduzione in lingua inglese

Dear friends, good afternoon! And thank you!

I am grateful to the Patriarch of Lisbon for his words, and to Bishop Aguiar and all of you for having worked so hard and so well: you have made these unforgettable days possible! You have laboured for months, quietly, without fuss, not seeking the limelight, so that we could all be here to sing together: “Jesus lives and does not leave us alone: we will never stop loving”. Not only that; you have been a good example, because you worked together as a team! Yet your efforts have been more than work, they were a service, thank you!

It was the same service that the Virgin Mary, who “set out and went with haste” (Lk 1:39) offered to her cousin Elizabeth, for she felt the need to share her joy in serving – to share joy and service, joy in serving. Let us think of Zacchaeus, who climbed a tree to see Jesus and then hurried down. Something touched him. He wanted to meet Jesus and welcome him into his home (cf. Lk 19:6). Let us think of the women and disciples, who on Easter morning ran to the tomb and back to the Upper Room to announce that Christ is risen (cf. Jn 20:1-18). Those who love do not stand idly by, but serve others. Those who love hasten to serve, hasten to dedicate themselves to the service of others. And you ran a great deal in these past months. I was only able to see it in the final moments, in these past few days, while you met a thousand needs, your faces marked at times by fatigue. At other times, you were somewhat overwhelmed by the pressures of the moment, but I observed one thing: your eyes shone brightly because of the joy you had in serving others. Thank you!

You made this World Youth Day possible. You did great things with the smallest of gestures, such as offering a bottle of water to a stranger, which creates friendship. You have done much running about, yet never in a frenetic or aimless way that can sometimes characterize our world. No, you ran in a different way. You ran to meet others in order to serve them in the name of Jesus. You came to Lisbon in order to serve and not to be served. Thank you very much!

And now I would like to be a kind of “amplifier” for you, so that what you have told us in your wonderful testimonies may be heard clearly. Chiara, Francisco and Filipe: all three spoke to us of a special encounter with Jesus. They reminded us that meeting Christ is the most important encounter, the one that drives every other, that moves life forward. It is the most important encounter in our lives. Renewing our personal encounter with Jesus each day is the heart of Christian living. We need to do it each day so that it remains fresh, not only in our mind but also in our heart. We experienced that a simple “yes” to Jesus can change our lives. Yet a “yes” said to others also does much good when I am ready to serve. Even when tired, you took courage and moved forward by saying “yes” to serving others. Thank you for this!

Francisco, you told us that here you found something you needed, even though you did not know you were looking for it. As you walked, worked and prayed with others, you realized that you could not let yourself be imprisoned by the mess, the “unmade beds” of the past, nor live with a feeling of being unfulfilled. Instead, with the help of Jesus and your brothers and sisters, you were given the opportunity to tidy “the room of life”. This gathering helps a great deal to put our lives in order. Why? Is it the gathering itself? No, it is thanks to Jesus, who is in our midst and shows himself to us. We do not need things, distractions or money to put our lives in order. We need to enlarge our heart. And if you enlarge your hearts, your lives will be put in order. Do not be afraid to enlarge your hearts!

Finally, Filipe, among the many fine thoughts you shared, you said something that I want to emphasize: that you experienced a double encounter here, in meeting both Jesus and others. This is important. The encounter with Jesus is a personal and unique moment, which can only be described and recounted up to a certain point, but it always comes through a journey made with others, made through the intercession of others. To encounter Jesus and to encounter him through service to others.

Friends, in closing I want to leave you with an image. As many of you know, to the north of Lisbon is a place, Nazaré, where it is possible to see waves of up to thirty metres high, which attract surfers from all over the world. In these days, you also have faced a real wave: not of water, but of young people – like you, who have poured into this city. Yet with God’s help, with great generosity and mutual support, you have ridden this great wave. You are really courageous! Thank you! I want to tell you: carry on, keep riding the waves of love, of charity. Be “surfers” of love! This is the task that I entrust to you: that the service you offered for World Youth Day be the first of many waves of goodness. Each time, you will be carried higher, closer to God, and this will let you see your path from a better vantage point.

Once again, thank you to everyone. Have a great journey! And, please, continue to pray for me! Thank you!

[01196-EN.02] [Original text: Spanish]

Traduzione in lingua tedesca

Liebe Freunde: Bom dia e obrigado!

Danke an den Patriarchen von Lissabon für seine Worte, danke an Weihbischof Aguiar und an euch alle, die ihr so viel und gut gearbeitet habt: Ihr habt diese unvergesslichen Tage möglich gemacht! Ihr habt monatelang im Hintergrund, im Stillen und ohne Rampenlicht gearbeitet, damit wir alle hier sein konnten, um gemeinsam zu singen: »Jesus lebt, er lässt uns nicht allein. Die Liebe herrscht in Ewigkeit«. Und nicht nur das: Ihr habt ein Beispiel gegeben, denn ihr habt in der Zusammenarbeit ein Team gebildet! Und eure Arbeit war mehr als ein Job, sie war ein Dienst, danke!

Denselben Dienst, den die Jungfrau Maria getan hat: Sie „machte sich auf den Weg und eilte“ (vgl. Lk 1,39), um der Cousine Elisabet zu dienen, weil sie den Drang verspürte, ihre Freude im Dienst zu teilen. Die Freude und den Dienst teilen, die Freude am Dienst. Denken wir an Zachäus, der auf einen Baum stieg, um Jesus zu sehen, und der eilig herabstieg. Etwas hatte ihn berührt, er wollte Jesus begegnen und ihn in seinem Haus aufnehmen (vgl. Lk 19,6); denken wir an die Frauen und an die Jünger, die zu Ostern zwischen Grab und Abendmahlssaal hin- und hereilen, um zu verkünden, dass Christus auferstanden ist (vgl. Joh 20,1-18). Wer liebt, bleibt nicht untätig, wer liebt, der dient, wer liebt, der eilt, um zu dienen, er eilt, um sich im Dienst am Nächsten zu engagieren. Und ihr seid gelaufen, ihr seid sehr viel gelaufen, in diesen Monaten! Ich konnte nur den Abschluss sehen, während dieser Tage, ich habe euch beobachten können, wie ihr auf tausend Bedürfnisse reagiert habt, manchmal mit Gesichtszügen, die von Müdigkeit gezeichnet waren, manchmal etwas überwältigt von den augenblicklichen Dringlichkeiten, aber immer habe ich eine Sache bemerkt: dass ihr strahlende Augen hattet, strahlend aus Freude über den Dienst, danke!

Ihr habt diese weltweite Begegnung der Jugend ermöglicht, ihr habt in den kleinsten Gesten Großes geleistet, wie eine kleine Flasche Wasser, die ihr einem Fremden dargereicht habt, und das schafft Freundschaft. Ihr seid viel gelaufen, aber nicht im Sinne des hektischen, ziellosen Rennens, wie es manchmal in unserer Welt üblich ist; nein, ihr seid auf eine andere Weise gelaufen: Ihr habt einen Lauf unternommen, der auf den anderen zugeht, um ihm im Namen Jesu zu dienen. Ihr seid nach Lissabon gekommen, um zu dienen und nicht, um bedient zu werden, danke, vielen Dank!

Und nun möchte ich das, was uns die Zeugnisse erzählt haben, verstärken, die Zeugnisse von Chiara, Francisco und Filipe: Die drei haben uns von einer besonderen Begegnung mit Jesus erzählt. Sie haben uns daran erinnert, dass die schönste Begegnung, der Motor aller anderen, diejenige, die uns wirklich in Bewegung versetzt, die das Leben voranbringt, die mit Jesus ist. Das ist die wichtigste Begegnung unseres Lebens. Die persönliche Begegnung mit Jesus jeden Tag zu erneuern, ist das Herzstück des christlichen Lebens. Und man muss sie jeden Tag erneuern, um sie frisch zu halten, nicht nur im Kopf, sondern auch im Herzen. Wir haben erfahren, dass ein kleines „Ja“ zu Jesus das eigene Leben verändern kann. Aber auch ein „Ja“, das man zu anderen sagt, tut gut, wenn es für einen Dienst ist. Ihr habt euch in den Augenblicken der Erschöpfung selbst Mut gemacht und habt weitergemacht, indem ihr „Ja“ gesagt habt zum Dienst am Nächsten. Danke dafür!

Und du, Francisco, hast gesagt, dass du hier etwas gefunden hast, das du nötig hattest, aber gar nicht gesucht hattest. Beim gemeinsamen Gehen, Arbeiten, Beten mit den anderen hast du begriffen, dass du dich nicht von der Unordnung, von den „ungemachten Betten“ der Vergangenheit gefangen halten lassen kannst, dass du nicht mit einem von Gefühlen der Unvollkommenheit gequälten Herzen leben kannst, sondern dass du mit der Hilfe von Jesus und den Geschwistern die Gelegenheit bekommen hast, „das Zimmer deines Lebens“ aufzuräumen. Das ist sehr schön: Dieses Treffen hilft, es hilft sehr gut, um Ordnung in unserem Leben zu schaffen. Aber warum? Dank des Treffens? Nein, dank Jesu, der hier mitten unter uns ist und sich uns zeigt. Damit wir in unserem Leben Ordnung schaffen, brauchen wir nicht Sachen, brauchen wir keine Ablenkungen, brauchen wir kein Geld. Man muss dazu das Herz weit machen. Und wenn ihr das Herz weit macht, werdet ihr in eurem Leben Ordnung schafften. Habt keine Angst: Macht euer Herz weit!

Und du schließlich, Filipe, hast unter den vielen schönen Dingen, die du erzählt hast, eines gesagt, das ich hervorheben möchte: Du hast gesagt, dass du hier eine doppelte Begegnung erlebt hast, eine Begegnung mit Jesus und eine Begegnung mit den anderen. Jesus zu begegnen und den anderen zu begegnen. Das ist sehr wichtig: Die Begegnung mit Jesus ist ein persönlicher, einzigartiger Moment, der nur bis zu einem gewissen Punkt beschrieben und erzählt werden kann, aber sie geschieht immer auf einem Weg, der mit anderen, der dank der Hilfe anderer zurückgelegt wird. Jesus begegnen und ihm durch den Dienst am Nächsten begegnen.

Liebe Freunde, zum Schluss möchte ich euch noch ein Bild mitgeben. Wie viele von euch wissen, gibt es nördlich von Lissabon einen Ort, Nazaré, wo man bis zu dreißig Meter hohe Wellen bestaunen kann, die eine weltbekannte Attraktion sind, vor allem für Surfer, die auf ihnen reiten. In diesen Tagen seid auch ihr einer echten Welle begegnet: nicht aus Wasser, sondern aus jungen Menschen, aus jungen Leuten so wie ihr, die in diese Stadt geströmt sind. Aber mit Gottes Hilfe, mit viel Großherzigkeit und gegenseitiger Unterstützung habt ihr diese große Welle geritten. Ihr seid wirklich mutig! Danke, obrigado! Ich möchte euch sagen: Macht weiter so, reitet weiter auf den Wellen der Liebe, den Wellen der Nächstenliebe, seid „Surfer der Liebe“! Und das ist wie eine Aufgabe, die ich euch in diesem Augenblick anvertraue: Dass der Dienst, den ihr bei diesem Weltjugendtag geleistet habt, die erste von vielen Wellen des Guten sei; und jedes Mal werdet ihr höher getragen, näher zu Gott, und das wird euch erlauben, euren Weg von einer besseren Perspektive aus zu sehen.

Nochmals vielen Dank an euch alle. Euch einen guten Weg! Und betet bitte für mich. Danke!

[01196-DE.02] [Originalsprache: Spanisch]

Traduzione in lingua polacca

Drodzy przyjaciele, dzień dobry! I dziękuję!

Dziękuję patriarsze Lizbony za jego słowa, biskupowi Aguiar i wam wszystkim za to, że tak ciężko i dobrze pracowaliście: to dzięki wam możliwe były te niezapomniane dni! Trudziliście się miesiącami, w sposób ukryty, bez rozgłosu i bez blasku reflektorów, abyśmy wszyscy mogli być tutaj i śpiewać razem: „Jezus żyje i nie zostawia nas samymi: nigdy nie przestaniemy kochać”. Nie tylko to: daliście przykład, ponieważ byliście zespołem pracującym razem! Ale wasza praca, była nie tyle pracą, ile posługą. Dziękuję!.

Taką samą posługą, jaką wypełniała Maryja Dziewica, która „wstała i poszła z pośpiechem” (Łk 1, 39), żeby służyć swojej kuzynce Elżbiecie, odczuwając pilną potrzebę podzielenia się radością posługi. Radość w służeniu. Pomyślmy o Zacheuszu, który spiesznie schodzi z drzewa, żeby spotkać Jezusa – coś go poruszyło – chciał spotkać Jezusa - i powitać Go w swoim domu (por. Łk 19, 6); pomyślmy o kobietach i uczniach, którzy w Wielkanoc biegną tam i z powrotem od grobu do Wieczernika, aby ogłosić, że Chrystus zmartwychwstał (por. J 20, 1-18. Ten, kto kocha, nie stoi bezczynnie, kto miłuje służy, ten, kto miłuje biegnie, by służyć, biegnie, by angażować się w służbę innym. A wy biegaliście, eh?, dużo biegaliście w tych miesiącach!

Mogłem zobaczyć koniec tego wszystkiego w tych dniach, obserwując was, jak odpowiadaliście na tysiące potrzeb, czasami z twarzami naznaczonymi znużeniem, innym razem nieco przytłoczonymi pilnymi wyzwaniami chwili, ale zawsze – zauważyłem, że mieliście jaśniejące oczy, błyszczące radością służby: dziękuję. Sprawiliście, że to Światowe Spotkanie Młodzieży było możliwe. Dokonaliście wielkich rzeczy w najdrobniejszych gestach, takich jak mała butelka wody ofiarowana nieznajomemu – to stwarza przyjaźń. Dużo biegaliście, ale nie z szaleńczym, bezcelowym bieganiem, które czasami jest drogą naszego świata. Nie, biegliście w inny sposób, biegliście na spotkanie innych, aby służyć innym w imię Jezusa. Przybyliście do Lizbony, żeby służyć, a nie, żeby wam służono! Dziękuję, bardzo dziękuję.

A teraz ja chciałbym być waszym wzmacniaczem, żeby rozbrzmiewało to, co powiedzieliście nam w swoich pięknych świadectwach. Świadectwa Chiary, Francisco i Filipe: wszyscy troje mówiliście nam o szczególnym spotkaniu z Jezusem. Przypomnieliście nam, że najpiękniejszym spotkaniem, motorem wszystkich innych, tym, które sprawia, że idziemy na serio i idziemy naprzód w życiu, z Jezusem. To najważniejsze spotkanie w naszym życiu. Odnawianie tego osobistego spotkania z Jezusem każdego dnia jest istotą życia chrześcijańskiego. I trzeba je odnawiać każdego dnia, aby było świeże, nie tylko w myśli, ale i w sercu. I doświadczamy, że małe „tak” wypowiedziane Jezusowi może zmienić nasze życie. Ale również „tak” wypowiedziane innym czyni dobro, kiedy mieliście służyć, w chwilach zmęczenia ożywialiście się i wstawaliście, mówiąc „tak”, żeby usłużyć innym. Dziękuję wam za to.

Ty, Francisco, powiedziałeś, że tutaj znalazłeś coś, czego potrzebowałeś, a czego nawet nie szukałeś. Chodząc, pracując i modląc się z innymi zrozumiałeś, że nie możesz dać się zniewolić nieporządkiem, przez „nieposłane łóżka” z przeszłości, ani żyć z sercem dręczonym przez poczucie niespełnienia, ale że z pomocą Jezusa i braci otrzymałeś możliwość uporządkowania „pokoju życia”. To piękne, te Dni są użyteczne, bardzo pomagają w uczynieniu porządku w życiu. Ale dlaczego, dzięki Dniom? Nie, dzięki Jezusowi, który idzie obok nas i nam się ukazuje. Aby uporządkować nasze życie nie potrzebujemy rzeczy, nie potrzebujemy rozrywki, nie potrzebujemy pieniędzy. To wymaga poszerzenia serca. A jeśli poszerzycie serce, to uporządkujecie swoje życie. Nie lękajcie się: poszerzcie swoje serce!

I wreszcie ty, Filipe, pośród wielu pięknych rzeczy, którymi się podzieliłeś powiedziałeś jedną, którą chcę podkreślić: że doświadczyłeś tutaj podwójnego spotkania, spotkania z Jezusem i spotkania z innymi. Spotkanie z Jezusem i spotkanie z innymi: to bardzo ważne. Spotkanie z Jezusem jest osobistym i wyjątkowym momentem, który można opisać i zrelacjonować tylko do pewnego stopnia, ale zawsze odbywa się poprzez pielgrzymowanie z innymi, poprzez wstawiennictwo innych. Spotkanie Jezusa jest służbą dla innych.

Przyjaciele, na koniec chciałbym zostawić was z pewnym obrazem. Jak wielu z was wie na północ od Lizbony znajduje się Nazaré, gdzie można podziwiać fale, które osiągają wysokość do trzydziestu metrów i są atrakcją na całym świecie, zwłaszcza dla surferów, którzy na nich surfują. W tych dniach również wy stanęliście w obliczu prawdziwej fali: nie wody, ale młodych ludzi, młodych takich jak wy, którzy napłynęli do tego miasta. Ale z Bożą pomocą, z wielką szczodrością i wspierając się nawzajem, pokonaliście tę wielką falę. Płynęliście na tej wielkiej fali: jesteście odważni! Ufajcie. Dziękuję, Obrigado.

Chcę wam powiedzieć: tak trzymajcie, stale płyńcie na falach miłości, na falach miłosierdzia, bądźcie „surferami miłości!”. Bądźcie „surferami miłości!”. I to jest zadanie, które powierzam wam w tym momencie: aby służba, którą pełniliście podczas tych Światowych Dni Młodzieży była pierwszą z wielu fal dobra; za każdym razem będziecie wyniesieni wyżej, bliżej Boga, a to pozwoli wam spojrzeć na waszą drogę z lepszej perspektywy.

Jeszcze raz wszystkim dziękuję. Dobrej drogi! I proszę, nadal módlcie się za mnie! Dziękuję.

[01196-PL.02] [Testo originale: Spagnolo]

Traduzione in lingua araba

الزيارة الرّسوليّة إلى البرتغال

في مناسبة اليوم العالمي للشّبيبة

كلمة قداسة البابا فرنسيس

في اللقاء مع المتطوّعين في اليوم العالمي للشّبيبة

في ”الممر البحري“ في Algés - لشبونة

الأحد 6 آب/أغسطس 2023

أيّها الأصدقاء، صباح الخير، وشكرًا لكم!

شكرًا لبطريرك لشبونة على كلماته، وللمطران Aguiar، وشكرًا لكم جميعًا لأنّكم عملتم كثيرًا وجيّدًا: جعلتم ممكنة هذه الأيام التي لا تُنسى! تعبتم مدّة أشهر، بطريقة خفيّة، بدون ضجيج وبدون أضواء، حتّى نكون اليوم جميعًا هنا نغنّي معًا: "يسوع يعيش بيننا ولا يتركنا وحدنا: لن نتوقّف أبدًا عن المحبّة". ليس هذا فقط: كنتم مثالًا لأنّكم عملتم عملَ فريق معًا! وعملكم، أكثر من عمل، إنّه خدمة، شكرًا!

إنّها الخدمة نفسها التي قامت بها العذراء مريم، التي "قامَت فمَضَت مُسرِعَةً" (لوقا 1، 39) إلى نسيبتها أليصابات لتخدمها، وشعرت بالضّرورة الملّحة لتُشرِكَ فرحها في الخدمة. لنفكّر في زكّا، الذي صَعِدَ إلى الشّجرة ليرى يسوع ونزل على عجل. مَسَّهُ شيئًا ما وأراد أن يلتقي بيسوع ويستقبله في بيته (راجع لوقا 19، 6)؛ لنفكّر في النّساء والتّلاميذ الذين ركضوا ذهابًا وإيابًا، في يوم الفصح، من القبر إلى العليّة ليُعلنوا أنّ المسيح قد قام من بين الأموات (راجع يوحنّا 20، 1-18). من يحبّ لا يجلس مكتوف الأيديّ، ومن يحبّ يخدم، ومن يحبّ يُسرع إلى الخدمة ويُسرع لأن يلتزم في خدمة الآخرين. وأنتم ركضتم، ركضتم كثيرًا في هذه الأشهر! استطعت أن أرى فقط اللحظة النّهائيّة في هذه الأيّام وأتأمّل بكم وأنتم تستجيبون لألف حاجة وحاجة، أحيانًا كان يبدو التّعب على وجهكم، وأحيانًا كنتم غارقين في أمور شتى، لكن لاحظت دائمًا شيئًا واحدًا: كانت عيونكم مشرقة، مشرقة بفرح الخدمة، شكرًا!

لقد جعلتم هذا اللقاء العالمي للشّبيبة ممكنًا، وقمتم بأمور كبيرة بأعمال صغيرة، مثل تقديم زجاجة الماء لشخص تجهلونه، وهذا الأمر يُنشئ صداقة. وركضتم كثيرًا، ولكن ليس بالاندفاع الجنونيّ الذي لا هدف له والذي يحدث أحيانًا في عالمنا، لا، ركضتم في عالمٍ آخر: ركضتم نحو الآخرين لتخدموهم باسم يسوع.

والآن أودّ أن أكون مكبّر الصّوت الخاصّ بكم، حتّى يتردّد صدى ما قالوه في شهاداتهم، شهادة كيارا وفرنسيسكو وفيليب: تكلّم الثّلاثة جميعًا على لقاء خاصّ مع يسوع. لقد ذكّرونا أنّ أجمل لقاء، محرّك جميع اللقاءات الأخرى، الذي يحافظ على استمرار الحياة، هو اللقاء مع يسوع. إنّه اللقاء الأهمّ في حياتنا. تجديد اللقاء الشّخصيّ مع يسوع كلّ يوم هو قلب الحياة المسيحيّة. وعلينا أن نجدّده كلّ يوم حتّى نُحافظ على نضارته، ليس فقط في رأسنا، بل أيضًا في قلبنا. واختبرنا أنّ قول ”نَعم“ ليسوع مرارًا ولأمور صغيرة يمكن أن تغيّر حياتنا. وأيضًا قول ”نَعم“ للآخرين أمر جيّد، عندما تكون من أجل الخدمة. أنتم، في لحظة التّعب تشجّعتم واستمرّيتم وقلتم ”نَعم“ من أجل خدمة الآخرين شكرًا على ذلك.

وأنتَ، يا فرنسيسكو، لقد قُلتَ إنّك وجدت هنا شيئًا كنت تحتاج إليه وأنت لم تبحث حتّى عنه. لمّا كنت تسير وتعمل وتصلّي مع الآخرين، فهمت أنّه لا يمكنك أن تترك نفسك سجينة الاضطراب، أو الماضي و”الأسِرَة غير المرتبة“ فيه، ولا العيش بقلب يعذبه الشّعور بأنّ كلّ شيء ليس كاملًا، ولكن بمساعدة يسوع وإخوتك، أتيحت لك الفرصة لترتب من جديد ”غرفة حياتك“. هذا جميل: هذا اليوم مُفيد، ويساعد كثيرًا على ترتيب الحياة. ولماذا؟ هل الفضل يعود لهذا اليوم؟ لا، الفضل ليسوع الذي هو هنا بيننا ويُظهر نفسه لنا. لترتيب حياتنا، لا نحتاج إلى الأشياء والمُلهِيات والمال. بل المهمّ أن نوسّع قلبنا. وإن وسّعتم قلبكم سترتّبون حياتكم. لا تخافوا: وسّعوا قلبكم!

وأخيرًا، أنتَ، يا فيليب، من بين الأشياء الجميلة الكثيرة التي شاركتنا فيها، قُلتَ شيئًا أريد أن أركِّز عليه: قُلتَ إنّك عشت هنا لقاءً مزدوجًا، لقاءً مع يسوع ولقاءً مع الآخرين. هذا مهمّ جدًّا: اللقاء مع يسوع هو خبرة شخصيّة وفريدة، لا يمكن وصفها وسردها إلّا إلى حدّ معيّن، ولكنّها تأتي دائمًا بفضل مسيرة تمَّت مع الآخرين، وتمَّت بشفاعة الآخرين. اللقاء مع يسوع واللقاء به في خدمة الآخرين.

أيّها الأصدقاء، في النّهاية أودّ أن أترك لكم صورة. كما يَعلَم الكثير منكم، يوجد في شمال لشبونة مكان، اسمه نازاري (Nazaré)، حيث يمكن مشاهدة الأمواج العاليّة التي يصل ارتفاعها إلى ثلاثين مترًا وهي عامل جذب عالمي، خاصّة لمن يَعتَلون الأمواج. في هذه الأيام، واجهتم أنتم أيضًا أمواجًا عاليّة حقيقيّة: ليست أمواج الماء، بل أمواج الشّباب، مثلكم، الذين تدفّقوا على هذه المدينة. ولكن بعون الله وبفضل هذا السّخاء والسّند المتبادل، اعتليتم هذه الأمواج الكبيرة. أنتم اعتليتم هذه الأمواج الكبيرة: أنتم شُجعانٌ حقًا! شكرًا، (obrigado) أريد أن أقول لكم: استمرّوا على هذا النّحو، واستمرّوا في اعتلاء أمواج المحبّة، وأمواج أعمال المحبّة، وكونوا ”مُعتَلِينَ أمواجَ المحبّة“! هذا هو الواجب الذي به أوكلكم في هذه اللحظة: أن تكون الخدمة التي قُمتُم بها في اليوم العالمي للشّبيبة هي الأولى من بين أمواج الخير العديدة. في كلّ مرة ستزدادون ارتفاعًا إلى أعلى، وستزدادون قربًا إلى الله، وسيسمح لكم هذا بأن تروا طريقكم بصورة أفضل.

شكرًا مرّة أخرى للجميع. أتمنّى لكم مسيرة مباركة! ومن فضلكم، استمروا في الصّلاة من أجلي! شكرًا!

[01196-AR.02] [Testo originale: Spagnolo]

[B0552-XX.02]